sábado, 15 de septiembre de 2007

Uwe Boll's return: BloodRayne in the vein

Tras más de un siglo de arte cinematográfico, muchos han ideado sus listas de mejores películas de la historia del cine, constando en estas films como "The godfather" ("El padrino"), "Citizen Kane" ("Ciudadano Kane") o "Psycho" ("Psicosis"), entre otras, sin embargo, muy pocos son los que se han parado a reseñar esas películas que, por su infame calidad o por sus cutres medios, han sido apocadas al lugar más bajo, entre los trabajos de Ed Wood y la perspicacia de Álvaro Sáenz de Heredia.

"Plan 9 from outer space" de Ed Wood, la elegida como peor película de la historia del cine.

Si hablamos del primero de ellos, está claro que hablamos del peor cineasta que haya pisado la faz de la tierra, o eso dicen, como también comentan que su "Plan 9 from outer space" ("Plan 9 del espacio exterior") es una de las peores películas jamás rodadas, sin embargo, no contaban muchos con la aparición de un personajillo llamado Uwe Boll, que emergió de entre los bávaros, y se hizo con el patrimonio de la caspa y el bochorno heredados por Ed Wood como si nada.
Pero no sólo ello, Uwe Boll además, ha sido todo un renovador de géneros, el tipo que inventó el tiempo bala (sí sí, ni Wachowski ni nada..), el que decidió añadir el bakaleo a las persecuciones con 'bullet time' incluido y el que puso de moda las pelucas de Ben Kingsley. Todo un hito.

Una de sus propuestas en su particular y constante renovación del cine: Añadir momentos de un videojuego a los films que rueda.

Si nos acercamos a su poco extensa, pero no por ello menos fructífera, filmografía, podemos hallar obras como "Sanctimony" ("Siniestro"), donde empezó a usar su querido 'bullet time', "House of the dead", en la cual abundaban las rampas para lograr saltos, los pedazos de videojuego añadidos a las secuencias sin orden ni concierto, los diálogos veraces y complejos, diálogos tales como:

- "Todo esto debe tener algún tipo de explicación científica"
- "Liberty tiene razón"
- "Pero, ¿por qué? ¿por el agujero de la capa de ozono? ¿por no usar protección solar? Ruby... admítelo, son zombies pura y llanamente..."

Y, como no, los personajes estupefactorios, entre otras cosas, claro y, en último lugar, "Alone in the dark", film en el que empezó a destaparse como un auténtico cinéfilo, ofreciendo guiños a "Evil dead", entre otras propuestas y mostrándonos la ya mítica camiseta de tirantes de Christian Slater, que merece un lugar en el paseo de la fama Hollywoodiense, al lado de su estrellita, o los tiroteos mareantes sin posibilidad alguna de entender algo de lo que sucede. Ni Tony Scott, vaya.

La famosa peluca de Kingsley en "BloodRayne". Casi es más famosa su aparición que la del propio actor.

Si nos acercamos a sus cintas que aún no han pisado nuestro país, a parte de "BloodRayne" que sí lo hizo (donde, además de poner de moda las pelucas de Kingsley, logró el nada desdeñable objetivo de endosarle una peluca con forma de boina a Michael Madsen sin que este le mordiese la oreja), podemos toparnos con futuras joyas pendientes de estreno como "In the name of king: A dungeon siege tale", "Seed", la prometedora "Postal" o "BloodRayne 2: Deliverance". Esta última, es precisamente la que nos ocupa hoy, dado que, pese a no haber pisado nuestro país, las obras de Boll vuelan en cuanto son puestas en liza.

En "BloodRayne 2: Deliverance", cinta rodada íntegramente en Canadá, pero no porque a Boll ya no le financien en EEUU, sino porque él ha querido, hallamos pues una especie de homenaje en forma de coreografías cartón piedra, personajes dantescos y sin sentido del ridículo, y diálogos divertidísimos que sólo podía llegar a mezclar en un western vampírico este genio alemán.
Un homenaje, donde sin previo aviso, vuelan mesas, las botellas son rotas contra estas y las armas son desenfundadas con total soltura.
Ante todo, hay que reconocer que el maestro Boll se ha superado, y que ha dejado atrás facetas de su cine más carismático como el polvo por toda la cara o el bakaleo a todo trapo mientras el tiempo bala hacía su aparición.
Aquí ni hay bakaleo, ni hay polvo por toda la cara, ni hay tiempo bala, pero por contra, Uwe ha sabido (por así decirlo) mezclar dos géneros que tan pocos se habían atrevido a mezclar (quizá el maestro Carpenter en su infravalorada "John Carpenter's Vampires" -"Vampiros de John Carpenter"-) y sacar un resultado que va más allá de lo esperpéntico, que hasta resulta curioso, gracioso y bonito de ver, porque ahora Boll se ha puesto serio, y no hay cuartel, aquí palman hasta los críos si es necesario.

'Raging Boll' contra uno de sus detractores. Este pilló lo indecible.

Sobre los diálogos, no puedo hablar, pues debería tener un master en filosofía para analizar frases como "He matado a 17 hombres, sin contar chinos e indios" o símiles.
Lo que no hay que ser muy avispado para analizar, es el hecho de que en Canadá se montaban unas parrandas que pa qué. Y quien no me crea, que atienda bien: La escenita donde dos indios cruzan por delante de la cámara con toda la cara de "vamos a tomarnos unas cañas y unas bravas a muerte" los delata. Pero aun y así, yo sigo deleitándome al observar esta obra cumbre de nuestro cineasta favorito, de este apreciable amigo nuestro que es capaz hasta de propinar unas caricias a los rostros de sus atinados críticos, o de pedir nosecuantos millones para participar como extra en una de sus nuevas joyas.
Y para colmo, por si fuera poco, al principio observamos como él, ávido de nuevas experiencias, intentaba dar un paso más allá: Quería realizar un western vampírico basado en la doctrina 'Dogma', y claro, la cámara se mueve de aquí para allá, y de allá para aquí.. y tu terminas con una gran sonrisa, de esas que sólo él sabe arrancar.
Ahora, sólo queda esperar al estreno de ese peliculón que será "Postal". "In Boll we trust"

Uwe destila carisma por los cuatro costados, sin duda alguna.