domingo, 2 de septiembre de 2007

El humorista norteamericano

Durante la historia de la comedia norteamericana moderna, y sobretodo si realizamos un enfoque a estos últimos tiempos, han ido apareciendo actores que poco a poco, y llegando de productos televisivos tales como series o cualquier tipo de show, han sabido irse abriendo paso entre los demás y afianzarse con un pequeño hueco entre los púgiles más destacados de la comedia Hollywoodiense, logrando incluso algunos de ellos llegar a rodar sus propios films transformándose en realizadores improvisados o, incluso, consiguiendo obtener una tan corta como grata carrera cinematográfica tras las cámaras a base de explotar todas esas virtudes que les han lanzado a la fama como humoristas.

Sin embargo, hay distintos casos que podrían ser analizados por separado siendo algunos de los más destacables, por ejemplo, el del consagrado humorista Bill Cosby, que si bien logró tan buenos resultados tras algunos de sus programas o series como "The Cosby show" ("El show de Bill Cosby") o "A different world" ("Un mundo diferente"), jamás consiguió afianzarse ante las cámaras de la gran pantalla, cuya mayoría de productos eran de ínfima calidad o bien prácticamente ignorados, haciendo que el cómico nacido en Pensylvania no lograse mucho más éxito más allá de su propio producto televisivo.
Por otro lado, podemos hablar también de casos de ya ilustres figuras en esto del humor que, aunque han ido perdiendo a lo largo de los años (recuperado fuste algunos de ellos últimamente), siempre han estado ofreciendo sus mejores bazas, ya fuera en sus comienzos televisivos, o a posteriori en la gran pantalla. Algunos de estos ejemplos serían los de intérpretes como Bill Murray (que incluso, llego a co-dirigir con Howard Franklin "Quick change" -aquí titulada como "Con la policía en los talones"-), Steve Martin (conocido por algunos de sus trabajos con Carl Reiner o Frank Oz) o Leslie Nielsen (famoso debido al inicio de una larga saga, que aún continúa en liza hoy en día, de títulos que intentan seguir el éxito de films como "Airplane!" -enormemente traducida como "Aterriza como puedas"- o "The naked gun" -que, en otro alarde de genialidad, fue titulada "Agárralo como puedas").

Films que lanzarían al estrellato a algunos de los grandes actores cómicos de la década de los 90 (de izq. a der.):
Airplane, The naked gun, Groundhog day

A estos tres humoristas, quizá los más representativos en la década de finales de los 80/inicios de los 90, les seguirían otros mucho más reputados hoy en día como el histriónico y a veces pasado de rosca Jim Carrey, el magnífico Ben Stiller que, incluso, se ha atrevido en tres ocasiones a ponerse tras las cámaras (a saber: "Reality bites", "The cable guy" -"Un loco a domicilio"- y "Zoolander"), Jack Black, que saltó a la fama gracias a su enorme papel en "High fidelity" ("Alta fidelidad") o, todavía más recientemente, Will Ferrell, adorado por muchos gracias a su contenido y maravilloso pulso interpretativo, que le viene como anillo al dedo.
Dejando de lado a todos esos tipos que han sabido saltar del producto televisivo al producto cinematográfico de mayor calado, últimamente hallamos ciertos actores que se han atrevido directamente a mostrar sus dotes en la gran pantalla, resultando verdaderamente acertadas sus participaciones en algunas cintas que, hoy en día, ya han pasado a ser dignas de elogio por más de uno. Como verdaderos ejemplos de ello, merecería la pena destacar a los hermanos Owen y Luke Wilson que, además fueron más allá, y no contentos con debutar en "Bottle rocket" ("Ladrón que roba a un ladrón"), también la guionizaron junto a Wes Anderson, su director, o al magnífico Jason Lee que, aunque después se ha ido haciendo un hueco en la televisión gracias a series como la archiconocida "My name is Earl" ("Me llamo Earl") o a participaciones en otras series de animación como "American dad!" ("Padre made in USA"), siempre ha sido una de las grandes bazas del señor Kevin Smith (conocido por "Clerks" y "Mallrats" entre otras).

Algunas de las nuevas promesas de la comedia actual (de izq. a der.):
Jason Lee, Owen & Luke Wilson, Jon Heder

Aun y así, si hubiese que destacar un caso verdaderamente curioso, ese sería el de Jon Heder (actor que, reconozco, me ha cautivado por completo) que, tras su debut en la freak y extravagante "Napoleon Dynamite", ha pasado a protagonizar rápidamente comedias de mayor altura como "Blades of glory" ("Patinazo a la gloria") al lado de Will Ferrell o "Just like heaven" ("Ojalá fuera cierto") junto a actorazos de la talla de Reese Witherspoon o Mark Ruffalo.
De todos modos, y pese a esos gratos ejemplos, la cinta que me gustaría comentar hoy, no es otra que "School for scoundrels" ("Escuela de pringaos"), cuarto trabajo del realizador Todd Phillips (autor de otras como "Road trip") que, aunque no resulte todo lo interesante que podría haber resultado, si promete un buen rato de entretenimiento y, en ocasiones, incluso algo de ingenio y desparpajo en la resolución de según que situaciones.

En "School for scoundrels" pues, hallamos una serie de tópicos ya acumulados y que habían sido usados antes, pudiendo encontrar las similitudes más simbólicas en films como "Anger management" ("Ejecutivo agresivo"), donde la figura del profesor, o la idea de esa especie de terapia, aunque en esta ocasión sea para 'pringaos', son realmente parecidas, y podemos toparnos también con ciertos y pequeños homenajes a géneros de lo más dispares, desde la intriga más disparatada (el rollito de los sobres, parte de su tramo final, etc...), hasta la acción selvática (aunque en este caso se desarrolle en un bosque) más 'McTiernaniana' con ese momento con Lesher en el bosque que le traerá a más de uno buenos recuerdos.
Probablemente, no se aleje de lo de siempre, de ese sentimentalismo que ya recubre la gran mayoría de comedias románticas actuales, de ciertos giros de guión para otorgar más amenidad, del personaje que complica las cosas al protagonista, de la relación con una muchacha que luego le alejará de él por X motivos y un largo etcétera que no describiré para no extenderme demasiado.
Pero es, simplemente, la pericia de ese trío actoral, liderado por Heder, que cada vez interpreta con mayor soltura y desarrolla sus tics con una gracia mucho más airada, y completado por un Bob Thornton cumplidor como casi siempre, o por un Clarke Duncan que, esté donde esté, resulta entrañable, el factor que hace de este film un tan ameno como humorístico espectáculo para pasar uno de esos ratos que, aunque quizá se olviden pronto, ya logran mucho más que gran parte de la cartelera que nos vemos obligados a sufrir actualmente. No es una bocanada de aire, pero sí insufla algo de simpatía, que es lo suyo.