viernes, 28 de septiembre de 2007

Enchufados

El enchufe, ese invento tan bonito y funcional, cuyo nombre ha sido manipulado y empleado para mentar a todos aquellos que, a la larga, y gracias a un bonito apellido, han logrado salir a la palestra.
La lista es larga, y si empezamos por la zona alta, podemos encontrar nombres tan significativos como los de Douglas, Cassavetes o Poitier. El primero, Kirk, uno de esos grandes actores que hizo mella, trabajó con los mejores (Kubrick, Wilder, Premminger, etc..) y marcó una época, el segundo reconocido realizador norteamericano y el último uno de los mejores actores negros de todos los tiempos. Tras ellos, una generación que ha ido apareciendo año tras año, desde el ya veterano Michael Douglas, que nunca ha llegado a ser una sombra de lo que fue su padre, hasta la recientemente aparecida Sydney Tamiia Poitier, sin olvidar, claro está, al irregular Cassavetes Jr. (AKA John Cassavetes) que nunca ha sabido darle un cauce adecuado a su carrera, o a Zoe R. Cassavetes, debutante en la realización este mismo año.
Tampoco habría que olvidar en este apartado, al mítico Charles Chaplin cuya descendencia (Geraldine Chaplin, en este caso) ha resultado tener una carrera mucho más infructuosa que él, puesto que su hija sólo se ha dedicado a desarrollar su rol de actriz y nunca se ha atrevido con la realización.

"El gran humorista", Charles Chaplin

Si nos acercamos a epocas más venideras, podríamos observar como el caso ya no ha afectado sólo a las relaciones padre-hijo, y todo ello se ha extendido también a los hermanos/hermanas, como podría ser un buen ejemplo el de Matt Dillon, cuyo hermano (Kevin Dillon) ha terminado también ante las pantallas cinematográficas, el de Ralph Fiennes, que también ha dejado el rastro de su hermano (Joseph Fiennes) tras él, o Alec Baldwin, que junto a Daniel Baldwin, Stephen Baldwin y William Baldwin se erige como uno de los ejemplos más significativos.

¿Existirá una máquina para clonar Baldwin's? (de izq. a der.)
Alec Baldwin - William Badlwin - Stephen Baldwin - Daniel Baldwin

Luego estaría el caso de esos enchufes del todo infructuosos, y no por la calidad del producto en la que se inmiscuía el enchufado, sino por la calidad interpretativa en si misma. Quizá algunos de los ejemplos mentados arriba serían buena muestra de ello, pero los casos más visibles podrían ser los de Angelina Jolie (hija de John Voight y actriz cuyos logros no han ido demasiado lejos a día de hoy) o Ben Affleck (actor que, ya de por sí limitado, además ha dejado tras de sí a su hermano, Casey Affleck, que todavía da para menos).
La cuestión, quizá, sería remontarse a uno de los mejores artesanos de toda la historia del cine, a ese director que ha creado encumbrados films como "The godfather" ("El padrino") o "Apocalypse now", para darse cuenta de que aquí se hallan los ejemplos más improductivos de todos.

Coppola, enchufes a domicilio

Allá por los años 80, Nicolas Kim Coppola (AKA Nicolas Cage que, según dice, cambió su apellido para que nadie le viese como un enchufado) realizó varias películas con el tito Francis Ford que le reportaron fama, logrando a continuación unos cuantos papeles buenos más y terminando en un bucle de material ínfimo que parece no tener fin. Décadas después, en los albores del nuevo milenio, apareció la hija pequeña de la familia que, en un intento por resultar lo más moderna y cool posible, realizó dos films como "The virgin suicides" ("Las vírgenes suicidas") o "Lost in translation", erigiéndose así con una legión de fans y siendo subvencionada por papi Coppola. En último lugar, y el más sorprendente de todos los casos, ha sido el de Roman Coppola (hijo también de Francis Ford) que, lejos de intentar con trucos vacuos y desprovistos de calidez alguna levantar su cine, lo hizo realizando aquello que más gusta a los cinéfilos: Homenajear.

Algunos de los momentos más curiosos de "CQ" que destapan las intenciones de esta película

Así pues, y si nos sumergimos en "CQ", el primer largometraje de Roman Coppola, podemos identificar rápidamente dos fuentes de las que bebe con total claridad: La primera, ese pequeño tributo a la "nouvelle vague" francesa ergido gracias a su personaje principal, su pequeña cámara y ese blanco y negro que tanto nos recuerda a los trabajos de Truffaut, entre otros (incluso, si observamos algunas de las imágenes de "CQ", podemos ver directos homenajes a este realizador francés, como uno al cartel de "Domicile conjugal" -"Domicilio conyugal"), la segunda, a toda esa ristra de cine setentero de lo más kitsch, minimalista y curioso que adornaba las propuestas de sci-fi más interesantes del momento, todo ello introducido en el material fílmico que rueda el protagonista de la cinta, dejando momentos para el recuerdo.
Puede que el trabajo de Roman Coppola no sea más que eso, una ofrenda a todo aquello que le marcó durante su juventud, pues tampoco posee un guión excesivamente rebuscado e, hilando fino, podría decirse que su trama base no tiene demasiado jugo, pero ahí reside quizá una de sus principales armas, ya que aprovechando esa misma situación que genera la idea inicial (un montador que pasa, casualmente, a ser realizador sin comerlo ni beberlo) decide homenajear de modo general todos esos ámbitos relacionados con la cinematografía que deberían considerarse más puramente importantes, y es donde logra la simpatía y, en parte, el calado.

Roman Coppola, artífice de la propuesta

Contar con un plantel donde hallamos actores como Gerard Depardieu o Giancarlo Giannini, y acompañarlo de promesas como Jeremy Davies (el protagonista) o Jason Schwartzmann (otro que proviene del clan Coppola) no es más que otro rotundo acierto, debido a que unos ofrecen la compostura y la experiencia y otros intentan desatar su carácter, empezar a buscar un camino por el que arrancar en esto de la interpretación, logrando así un contrapeso suficientemente inteligente como para que todo encaje a la perfección.
La lograda fotografía de la que hace uso en ocasiones, las peculiares piezas musicales que acompañan este ejercicio y el uso de unos decorados logradísimos, sólo vienen a reforzar esta sugestiva cinta que agradará a todos aquellos que sepan identificarse con este arte y a los más curiosos que gusten de nuevos retos.

jueves, 20 de septiembre de 2007

La huida

Burn, Hollywood, burn

Los tiempos cambian, y en Hollywood los atisbos de originalidad quedan enterrados bajo toneladas de vulgares hornadas de tópicos y pueriles fotocopias que se suceden una tras otra, sin dar tregua al espectador. Y con las décadas venideras, también desaparecieron géneros que tanto llegaron a prodigarse como la ciencia ficción, el western o el cine negro, dejándonos en una oleada de terror juvenil a base de subidones de volumen, comedia escatológica que se jacta de ello o dramas anodinos con caras conocidas que lo único que hacen es poner el caché sobre la mesa y pasar por caja, sin más.
Así que, no sólo es difícil encontrar quien trabaje bien y logre buenos resultados escogiendo sus propuestas en planet Hollywood, sino también observar una carrera ascendente tanto en directores como actores, que si bien antes se veía muy a menudo, parece que entrados en esta nueva era, han cambiado las tornas: Ahora ya no hay ascendencia, sólo popularización, popularización que lleva a firmar cada vez propuestas dirigidas al público menos exigente, más comercial, y que evita rotundamente que el estilo del realizador en sí se sobreponga a todos esos parámetros que fijan los productores que buscan arrancar un buen pellizco.
Buen ejemplo de esto último, son cineastas que se han prodigado a lo largo de tantos y tantos años, y que ahora decepcionan a su público más fiel con cintas que son meras intentonas de volver a cosechar la fama que tuvieron antaño. Puede que los casos más visibles sean los de tipos como Steven Spielberg, vendido a la industria desde hace años, Ridley Scott, que perdió el rumbo tras dejar una obra maestra como "Alien", o Tim Burton, cuyos últimos films, pese a cosechar mínimamente buenas críticas, jamás han vuelto a estar al nivel requerido, ni mucho menos, tras su ínfimo remake de "Planet of the apes" ("El planeta de los simios").
Sin embargo, quizá es mucho más flagrante el caso de otros directores que siempre han dejado su huella en todo aquello que han tocado, y que la han ido perdiendo con el paso de los años, quedando aquí patentes ejemplos como el de Quentin Tarantino (venido a menos desde que inició su periplo de particulares homenajes a todo aquello que siempre le ha gustado, es decir, desde "Kill Bill"), Brian de Palma (uno de esos que, fuera de su terreno, parece no sentirse cómodo, y no se ha cansado de firmar proyectos mediocres y flojos año tras año), Peter Jackson (que ha pasado del gore más supuestamente divertido -y digo eso, puesto que todavía me quedan varios trabajos suyos por visionar de su primera etapa- a los paseos interminables y videocliperos por Nueva Zelanda), Sam Raimi (que tras abandonar su épica trilogía y un par de series B más se ha movido con desidia de un género a otro sin volver a atinar plenamente) o Martin Scorsese (que, no contento con un poco más que interesante biopic y un pueril espectáculo en la New York del siglo IXX, ahora se dedica a realizar remakes de films que ya estaban bien como estaban, aunque algo positivo hay que destacar: Como mínimo, tras su otra faceta, produce interesantes documentales que nunca vienen de menos).
Más retrasados quedan otros cineastas como los hermanos Coen (cuyas comedias, quizá han rendido a un nivel decente, aunque es algo que no deja de suponer su venida al cine más comercial) o como Kevin Smith (que, tras "Chasing Amy" -"Persiguiendo a Amy"- no había vuelto a atinar hasta "Clerks 2").

Dos de las películas que dejaron al destape a tres de los genios creativos de los 90:
"Dogma" (Kevin Smith) y "Intolerable cruelty" (Joel & Ethan Coen)


Dejando de lado todos estos casos hallamos los de intérpretes que, sin saber porque, han decidido huir de Hollywood ya sea para embarcarse en nuevas experiencias o, quizá, para salir de la monotonía argumental que reina en el hall de la fama, siendo los ejemplos más patentes actores como Nicole Kidman (quizá una de las que más se ha movido, desde el "Dogville" de Von Trier hasta "Los otros" de Amenabar, pasando por el "Moulin rouge" de Bazz Luhrmann o "The interpreter" -"La intérprete"- de Pollack e, incluso, "Eyes wide shut" del maestro Kubrick), Gabriel Byrne (colaborando con grandes como Billie August con "Smila" -"Smilla, misterio en la nieve"- o David Cronenberg con "Spider", sin dejar atrás directores fiables como el casi nóvel Ray Lawrence, con el que rodó "Jindabyne"), la jovencísima Natalie Portman (que ha llegado a rodar en Israel con Amos Gitai, "Free zone" -"Zona libre"-, o en Hong Kong y pendiente de estrenar con Wong Kar-Wai, "My blueberry nights", sin dejar de lado colaboraciones como las de Milos Forman ("Goya's ghosts" -"Los fantasmas de Goya") o su pequeña participación en "Paris, je t'aime") o el polifacético Tim Robbins (que ha trabajado en lugares como España, con Coixet en "La vida secreta de las palabras", o Inglaterra, con Winterbottom en "Code 46" -"Código 46"-).
Dejando de lado casos tan prolíficos como los de estos intérpretes entre otros (como Matt Dillon y su "Factotum", por nombrar algo más), están aquellos que, incluso huyendo de Hollywood no logran encontrar su rincón, como Harvey Keitel con las mal recibidas por el público "One last dance" ("El baile de la muerte") o "The bridge of San Luis Rey" ("El puente de San Luis Rey"), entre otros.
Por último, podríamos hallar los que han sido más avispados que nadie y que, además de emigrar para dar rienda suelta a sus aptitudes interpretativas, han sabido escoger y rodar fantásticos anuncios, como el caso del reputado por sus peluquines Nicholas Kim Coppola (AKA Nicolas Cage), siendo todo un ejemplo de versatilidad artística y dejando perlas como las siguientes:

Nick cantando: http://www.youtube.com/watch?v=-MnStG1u7-I&mode=related&search=
Nick bailoteando: http://www.youtube.com/watch?v=oHwhQyiefFw&mode=related&search=
Nick poniendo caretos: http://www.youtube.com/watch?v=94GA5Sgz7JA&mode=related&search=

"Que bien me queda mi nueva peluca de ratas japonesas. Sayonara, amigos"

En definitiva, todo un crack el amigo. Esperemos que su próximo trabajo sea con el señor de los avernos, herr doctorr.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Uwe Boll's return: BloodRayne in the vein

Tras más de un siglo de arte cinematográfico, muchos han ideado sus listas de mejores películas de la historia del cine, constando en estas films como "The godfather" ("El padrino"), "Citizen Kane" ("Ciudadano Kane") o "Psycho" ("Psicosis"), entre otras, sin embargo, muy pocos son los que se han parado a reseñar esas películas que, por su infame calidad o por sus cutres medios, han sido apocadas al lugar más bajo, entre los trabajos de Ed Wood y la perspicacia de Álvaro Sáenz de Heredia.

"Plan 9 from outer space" de Ed Wood, la elegida como peor película de la historia del cine.

Si hablamos del primero de ellos, está claro que hablamos del peor cineasta que haya pisado la faz de la tierra, o eso dicen, como también comentan que su "Plan 9 from outer space" ("Plan 9 del espacio exterior") es una de las peores películas jamás rodadas, sin embargo, no contaban muchos con la aparición de un personajillo llamado Uwe Boll, que emergió de entre los bávaros, y se hizo con el patrimonio de la caspa y el bochorno heredados por Ed Wood como si nada.
Pero no sólo ello, Uwe Boll además, ha sido todo un renovador de géneros, el tipo que inventó el tiempo bala (sí sí, ni Wachowski ni nada..), el que decidió añadir el bakaleo a las persecuciones con 'bullet time' incluido y el que puso de moda las pelucas de Ben Kingsley. Todo un hito.

Una de sus propuestas en su particular y constante renovación del cine: Añadir momentos de un videojuego a los films que rueda.

Si nos acercamos a su poco extensa, pero no por ello menos fructífera, filmografía, podemos hallar obras como "Sanctimony" ("Siniestro"), donde empezó a usar su querido 'bullet time', "House of the dead", en la cual abundaban las rampas para lograr saltos, los pedazos de videojuego añadidos a las secuencias sin orden ni concierto, los diálogos veraces y complejos, diálogos tales como:

- "Todo esto debe tener algún tipo de explicación científica"
- "Liberty tiene razón"
- "Pero, ¿por qué? ¿por el agujero de la capa de ozono? ¿por no usar protección solar? Ruby... admítelo, son zombies pura y llanamente..."

Y, como no, los personajes estupefactorios, entre otras cosas, claro y, en último lugar, "Alone in the dark", film en el que empezó a destaparse como un auténtico cinéfilo, ofreciendo guiños a "Evil dead", entre otras propuestas y mostrándonos la ya mítica camiseta de tirantes de Christian Slater, que merece un lugar en el paseo de la fama Hollywoodiense, al lado de su estrellita, o los tiroteos mareantes sin posibilidad alguna de entender algo de lo que sucede. Ni Tony Scott, vaya.

La famosa peluca de Kingsley en "BloodRayne". Casi es más famosa su aparición que la del propio actor.

Si nos acercamos a sus cintas que aún no han pisado nuestro país, a parte de "BloodRayne" que sí lo hizo (donde, además de poner de moda las pelucas de Kingsley, logró el nada desdeñable objetivo de endosarle una peluca con forma de boina a Michael Madsen sin que este le mordiese la oreja), podemos toparnos con futuras joyas pendientes de estreno como "In the name of king: A dungeon siege tale", "Seed", la prometedora "Postal" o "BloodRayne 2: Deliverance". Esta última, es precisamente la que nos ocupa hoy, dado que, pese a no haber pisado nuestro país, las obras de Boll vuelan en cuanto son puestas en liza.

En "BloodRayne 2: Deliverance", cinta rodada íntegramente en Canadá, pero no porque a Boll ya no le financien en EEUU, sino porque él ha querido, hallamos pues una especie de homenaje en forma de coreografías cartón piedra, personajes dantescos y sin sentido del ridículo, y diálogos divertidísimos que sólo podía llegar a mezclar en un western vampírico este genio alemán.
Un homenaje, donde sin previo aviso, vuelan mesas, las botellas son rotas contra estas y las armas son desenfundadas con total soltura.
Ante todo, hay que reconocer que el maestro Boll se ha superado, y que ha dejado atrás facetas de su cine más carismático como el polvo por toda la cara o el bakaleo a todo trapo mientras el tiempo bala hacía su aparición.
Aquí ni hay bakaleo, ni hay polvo por toda la cara, ni hay tiempo bala, pero por contra, Uwe ha sabido (por así decirlo) mezclar dos géneros que tan pocos se habían atrevido a mezclar (quizá el maestro Carpenter en su infravalorada "John Carpenter's Vampires" -"Vampiros de John Carpenter"-) y sacar un resultado que va más allá de lo esperpéntico, que hasta resulta curioso, gracioso y bonito de ver, porque ahora Boll se ha puesto serio, y no hay cuartel, aquí palman hasta los críos si es necesario.

'Raging Boll' contra uno de sus detractores. Este pilló lo indecible.

Sobre los diálogos, no puedo hablar, pues debería tener un master en filosofía para analizar frases como "He matado a 17 hombres, sin contar chinos e indios" o símiles.
Lo que no hay que ser muy avispado para analizar, es el hecho de que en Canadá se montaban unas parrandas que pa qué. Y quien no me crea, que atienda bien: La escenita donde dos indios cruzan por delante de la cámara con toda la cara de "vamos a tomarnos unas cañas y unas bravas a muerte" los delata. Pero aun y así, yo sigo deleitándome al observar esta obra cumbre de nuestro cineasta favorito, de este apreciable amigo nuestro que es capaz hasta de propinar unas caricias a los rostros de sus atinados críticos, o de pedir nosecuantos millones para participar como extra en una de sus nuevas joyas.
Y para colmo, por si fuera poco, al principio observamos como él, ávido de nuevas experiencias, intentaba dar un paso más allá: Quería realizar un western vampírico basado en la doctrina 'Dogma', y claro, la cámara se mueve de aquí para allá, y de allá para aquí.. y tu terminas con una gran sonrisa, de esas que sólo él sabe arrancar.
Ahora, sólo queda esperar al estreno de ese peliculón que será "Postal". "In Boll we trust"

Uwe destila carisma por los cuatro costados, sin duda alguna.

martes, 11 de septiembre de 2007

La serie televisiva actual: Sobrevaloración al poder

Actualmente, la dinámica por realizar cada vez series cuanto más innovadoras y originales de cara al espectador, nos ha llevado a encumbrar un cúmulo de productos televisivos, que diseminados con algo de calma, no darían para mucho más que un rato de entretenimiento durante las tardes aburridas de domingo.
Sin embargo, muchos de estos productos que rozan una calidad, no ya ínfima, sino pésima, y seguramente puedan dar gracias sus artífices de estar situados donde están, siendo el doble de mitificadas que series de anteriores epocas que, posiblemente, no tuvieron ni la mitad de éxito o difusión que estas mediocridades sobrevaloradas.

Wisteria Lane, cinco pijas desesperadas y una comunidad repleta de secretismo y tontería

El colmo de esa sobrevaloración, se la llevarían series como "House M.D." o "Desperate Housewives" ("Mujeres desesperadas"), cuyas expectativas no sobrepasan las de otras muchas series repetitivas y burdas que han sido puestas en su lugar, pero que gracias a su pretendido mordiente, han alcanzado una fama inmerecida y totalmente anómala.
El caso de la primera, quizá no es tan flagrante como el de la segunda, puesto que desde un buen principio se puede sostener sin posibilidad a equivocarse que "House M.D." es una serie sustentada gracias al cinismo y la mordacidad de su personaje tras el cual, sin embargo, hallamos tramas de lo más inverosímiles y un esquema tan redundante como cargante a lo largo de sus distintos episodios, a través de los cuales termina importándote un comino que le suceda al doctor House y su supuestamente iriente ironía, a sus pacientes, y a todo su equipo médico.

¿Para qué tanta gente en la foto si aquí el único que mola es House?

Si hablamos de "Desperate Housewives" ("Mujeres desesperadas"), la cosa ya es más desesperante todavía (valga la redundancia), pues en ella lo único que se puede hallar, amen de algunas actrices de buen ver, son sobreactuaciones a cada cual más infame, tramas sobre secretos, mentiras y demás enseres que alcanzarían para cualquier telenovela de sobremesa y unas situaciones del todo ridículas, que además resultan inverosímiles y no son más que un cúmulo de chorradas para imprimir ese supuesto ingenio que los guionistas parecen querer darle.


En segundo plano, y aunque ya resulte menos actual, hallaríamos "Buffy the Vampire Slayer" ("Buffy Caza Vampiros"), un producto tan desdeñable como cargante que, inexplicablemente, se ha hecho con multitud de fans en nuestro país y ha sido sobrevalorada hasta el hartazgo en su lugar de origen, pero que en el fondo no pasa de ser una serie que podría estar realizada por cualquier chapuzas Hollywoodiense, de esos que tanto predominan en el terreno de la acción, ya sea por su estética desfasada y cutre, por tramas poco o nada trabajadas, que no dan demasiado para la imaginación o por personajes trazados a brocha gorda que no aguantarían ni un asalto siendo diseminados con calma.
Acompañando a un producto como "Buffy the Vampire Slayer" ("Buffy Caza Vampiros"), hallariamos otras gotas que colman el vaso, como la sobredimensionada "CSI", donde las tramas en ocasiones irracionales, que rozan la absurdez, y el montaje videoclipero y vulgar parecen ser sus mejores bazas, o la inverosímil "Without a Trace" ("Sin rastro"), cuyos diálogos son de una calidad lamentable, amen de mostrar constantemente las limitaciones de una serie que resulta tan forzada como pobre.
En el último lugar del panteón, se hallarían cosas como "Brothers & Sisters" ("Cinco hermanos"), más afín a cualquier telenovela suramericana pero estando donde está gracias a la colaboración de actores de alto standing, "Smallville", de la cual ni merecería la pena hablar por ese acercamiento tan chabacano y artificioso del famoso superheroe de la capa roja, o "Numb3rs" que, aunque no duró demasiado, tuvo su pequeño momento de gloria gracias, seguramente, a la producción de los hermanos Scott, que le dió el porte necesario como para ser exportada, pero no como para tener una continuidad en nuestra (pésima) parrilla televisiva.

¿Desde cuando los luchadores de la WWE fueron villanos aptos para Superman?

De todos modos, nada que ver con todo esto tiene uno de los productos más sobrevalorados, repulsivos y mediocres de toda la historia que, desgraciadamente, y pese a estar fechada en el 94, aun pervive en nuestras televisiones como una de esas lacras que nunca termina de ser extirpada. ¿Y todo gracias a qué? A sus inenarrables fans, que sólo entienden la calidad de un producto como el entretenimiento y las risas enlatadas, a ellos les da igual si la serie de marras es de un cinismo deplorable, o si las relaciones entre sus personajes son tan patéticas como superfluas.
Porque no nos engañemos, la serie de la cual hablamos, "Friends", no posee ápice de calidad alguno, pues todo gira entorno a crear tramas y subtramas cuanto más inconcebibles y descabelladas mejor, que acompañen al espectador de modo eficaz, hablándonos sobre la amistad como algo banal e insuficiente, haciendo que sus protagonistas se traten como marionetas todo el tiempo, que todos ellos siempre miren por encima del hombro al de al lado y logrando, en más de una ocasión, que sus arquetípicas características den rienda suelta a un cinismo inefable y estupefactorio.
Y es que, son esos arquetipos precisamente, los que deberían ser extirpados por ser el mal de una serie que intenta arrancar la carcajada desde los defectos de cada uno de sus personajes, con lo que, finalmente, uno se pregunta: ¿Y donde quedan las virtudes? Pues en ningún lugar, aquí todo vale, cualquier carrera hacía lograr un producto afamado y lo más aclamado posible es válida.

Aquí se observa lo que realmente no simboliza la serie: Compañerismo y amistad

Lo peor de todo, sin embargo, no es que usen a sus protagonistas como una mera comparsa para desvelar un humor tan limitado como infantiloide y dantesco, sino que las herramientas de las que se valen, amen de los actores, son empleadas con un desdén increible, haciendo que tanto los diálogos como las situaciones de "Friends" no vayan más allá de la inocente risotada del espectador, pero nunca sabiendo llegar al meollo de la cuestión como es debido y, para qué mentarlo, sacar algún tipo de emoción del respetable.
Sus tramas, además, son desarrolladas y resueltas de un modo penoso, y digo de un modo penoso, porque pensándolo bien nos debería dar pena, que nos vendan una serie como esta llamada "Friends" y que, finalmente, resuelvan sus conflictos de una forma tan nimia y catastrófica como la que aquí nos ofrecen.
En fin, ver para creer.

domingo, 9 de septiembre de 2007

El cine y sus entrañables animalitos

Ya desde sus inicios, el cine de terror siempre ha sido proclive en apadrinar entrañables animalitos para inquietar al respetable, ya fueran más grandes, más simpáticos o más peligrosos.
Así, y si nos remontamos a los albores de la cinematrografía clásica, podemos toparnos con algunos de los primeros que fueron tomados como ejemplos para asustar al espectador, encontrando en este período a personajes que, si bien no fueron propiamente bichos, sí conservan alguna relación directa con ellos, como por ejemplo Dracula (el vampiro en sí), los hombres lobo o algún que otro muerto viviente (los gusanos con los que se hallaban criando malvas), entre otros.
De entre todos ellos, cineastas especializados en el género como Tod Browning o Jacques Tourneur, escogieron a algunos para que protagonizasen sus films, dejando así títulos como "I walked with a zombie" ("Yo anduve con un zombie"), "Dracula" o "Mark of the vampire" ("La marca del vampiro").
Si bien ellos eran algunos de los que mejor se defendían dentro del género, cabría mentar a dos mitos de la epoca como Bela Lugosi o Boris Karloff, el primero principal exponente de todos los ejemplos vampíricos de la epoca, así como protagonista absoluto de la primera película que trató propiamente el tema de los muertos vivientes ("White zombie"), y el segundo más bien unido a figuras como las de Frankenstein o La momia.

Más adelante, en la década de los 50, surgieron cintas que sí tenían una mayor relación con el uso del bicherío para acumular pavor tras las pantallas de cine, apareciendo así piezas como "Tarantula" de Jack Arnold, "The abominable snowman" ("El abominable hombre de las nieves") de Val Guest, "Beast from haunted cave" ("La bestia de la cueva maldita") de Monte Hellman e, incluso, "Godzilla" de Ishirô Honda, sobre el famosísimo monstruo de las costas japonesas.

Tras la inclusión de monstruitos de lo más variopintos, salieron a luz obras que buscaban un enfoque que se alejase de la serie B, como la reconocidísima "The birds" ("Los pájaros") de Alfred Hitchcock o, bastante más adelante, otras obras como "Jaws" ("Tiburón") de Steven Spielberg, que si bien se alejaban del aire desenfadado y entrañable que poseían otras cintas con menos pretensiones, sabían generar el desasosiego necesario ofreciendo momentos de magnífico cine que pasarían a la historia por sus meritos.

Jaws, una de las mejores de Spielberg e inexplicablemente infravalorada

En la década de los 80, y tras explotar la Hammer el filón de esta colección de temibles personajes con alguna relación con determinados animales, aparecieron una serie de cintas que marcarían una generación, y que presentaban una nueva vertiente que se dividía entre bichos venidos del espacio o monstruitos que, debido a sus características, podían tornarse de lo más peligrosos, dejando sagas como "Gremlins" de Joe Dante, "Critters" de Stephen Herek o "Ghoulies" de Luca Bercovici en los máximos exponentes que, sin lugar a dudas, dejarían huella en una generación que ha tenido el placer de seguirlos durante muchos años.
También cabría destacar, la vuelta del lobo u hombre lobo durante esa misma década, con trabajos tales como "The hollowing" ("Aullidos") de Joe Dante (que se erigiría uno de los pesos pesados de la época en cuanto a terror variopinto, dejando alguna otra peli como "Piranha" -"Piraña"-), "An american werewolf in London" ("Un hombre lobo americano en Londres") de John Landis que, hasta hace poco y gracias a la serie "Masters of horror", no ha vuelto a uno de los géneros que le vió nacer, "The company of wolves" ("En compañía de lobos") de Neil Jordan o "Cujo" de Lewis Teague.

Critters, Gremlins y Ghoulies, bicherío suficiente para enganchar a toda una generación

Eso sí, tras citar a los pequeños Critters provinientes del espacio exterior, sería casi un crimen no citar la excelente "Alien" de Ridley Scott, que conocería hasta cuatro secuelas, siendo las más destacables "Aliens" de James Cameron y "Alien 3" de David Fincher, así como también sería algo criminal olvidar a ciertos realizadores tales como Roger Corman (con su "The wasp woman" -"La mujer avispa"-), John Carpenter (destacando "The thing" -"La cosa"- o la infravalorada "John Carpenter's Vampires" -"Vampiros de John Carpenter"-) e, incluso, otros dedicados al tema del muerto viviente como George Romero (cuya saga iniciada con "Night of the living dead" -"La noche de los muertos vivientes"- reivindicaría la aparición de un nuevo zombie, uno que se alimentaba de carne), Sam Raimi (gracias a su divertida trilogía de "The Evil dead" -"Posesión infernal"-) o, incluso, a nivel nacional Amando de Ossorio y su trilogía sobre los Templarios.

En cambio, con la llegada de una nueva era, y debido a la aparición del terror teen, entre otros, casi se habían olvidado ya de los animales que nos vieron crecer, y sólo han surgido ejemplos muy pobres como la "Anaconda" de Lluis Llosa o cosas por el estilo que, además de no aportar demasiado, aun empantanan más el terreno.
Aun y así, y como todo termina volviendo a su cauce, es la interesantísima "Isolation", de origen inglés, la que me obliga a rememorar todas esas viejas cintas donde los bichos tenían su especial aportación, fuesen del espacio exterior, fuesen mitológicos o se encontrasen entre los bosques de cualquier país europeo.

Entre bichos anda el juego: Sean Harris, uno de los protas, hizo de bicho/deforme en "Creep"

En ella, las principales causantes del mal son las vacas, aunque para no asustar a nadie, diré que no tiene absolutamente nada que ver con ese film llamado "Black sheep" ("Ovejas asesinas") donde las ovejas empezaban a comer intestinos por doquier, y las vacas no enloquecen alimentándose de restos humanos. Aquí la cosa es muy distinta, y como estamos en era de nuevas tecnologías, pues todo proviene de la manipulación genética, que nos deja tras tanta experimentación, unos pequeños híbridos que traerán de cabeza a nuestros protagonistas.
La cinta en cuestión, rescata algunas de las cualidades que lanzaron "Alien" de Scott a la fama, y aunque no muestre nada nuevo, como mínimo ofrece una interesante revisión donde el monstruito no es el principal artífice de los quebraderos de cabeza del grupo afectado, sino algunos de ellos mismos son los que propician la desintegración del mismo debido a ciertas consecuencias.

No mentiré, "Isolation" es un trabajo que, prácticamente, carece de acción alguna, es decir, todo lo que en ella es mostrado, se resuelve como una eficaz presentación de personajes, un rápido abordaje al tema principal y ciertas secuencias de conseguida tensión que pueden recordar a multitud de ejercicios de este mismo tipo, siendo la realización de Billy O'Brien uno de los principales ejes que convierte "Isolation" en algo verdaderamente sugestivo, puesto que transforma un guión no demasiado original y donde solamente sobresalen sus guiños cinéfilos, en algo que va más allá, que posee una notable y potente dirección y que incluye ciertas virtudes que pueden hacer de este un ejemplo de terror bien llevado y culminado, aunque puede que más de uno termine aburrido esperando llegar a un campo de mayor acción que la película, afortunadamente, nunca llega a abordar.
Pero, bajo mi opinión, no hay nada malo en ello, pues esta cinta constituye un buen ejemplo que disemina las reacciones humanas ante un problema de tal calado y, finalmente, otorga una resolución mínimamente digna donde, se agradece por lo menos, que el protagonista de la película no sea estrictamente el monstruito de marras, pero que sus apariciones sean curiosas y no esté envuelto de un halo de autoindestructibilidad y sea más vulnerable de lo normal.
Una de esas que el terror necesita de tanto en tanto, con menos alardes en ciertos campos, pero bien resueltos en otros.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Jóvenes promesas

Año tras año, los más jóvenes se van abriendo paso entre las viejas glorias y, de entre todos esos actores que empiezan a dar el callo, ya sea en Hollywood o en cualquier otro lado de la esfera terrestre, aparecen promesas que se van confirmando según la elección de sus papeles o el talento que verdaderamente sepan mostrar lejos del encasillamiento del que hacen gala algunos.
Probablemente, el ejemplo más cercano de este talento emergente del que hablo, sea el del actor catalán Daniel Brühl (que nadie se confunda, este muchacho de alemán lo único que tiene es su apellido), cuya calidad interpretativa ha demostrado ya en trabajos como "Salvador", "Good bye, Lenin!" o "The edukators" ("Los edukadores") donde, independientemente del nivel de susodichas cintas, siempre ha aportado su pequeño grano de arena dando muestras de lo que vale.
Si salimos de terreno nacional, y nos vamos no muy lejos, a Francia, nos topamos con otros dos talentos emergentes que, sin lugar a dudas, darán mucho que hablar en años venideros. En efecto, les estoy hablando de Audrey Tautou, la cautivadora muchacha de "Amélie" o "Un long dimanche de fiançalles" ("Largo domingo de noviazgo") que, además de haber demostrado ya su pericia, también ha sabido mostrar su encanto para abordar según qué papeles. Por otro lado, y mucho menos conocido, nos topamos con Romain Duris, un muchacho que desborda talento por los cuatro costados, y lo ha demostrado con creces en films como "Gadjo dilo" ("El extranjero loco") o "De battre mon coeur s'est arrêté" ("De latir mi corazón se ha parado"), aunque seguramente le quede mucho por dar.

(izquierda) "De latir mi corazón se ha parado" y "El extranjero loco" (derecha)
Su protagonista (centro), Romain Duris

Si cruzamos hacía las islas del norte de Europa, nos topamos con otros tipos como Chiwetel Ejiofor que, tras haber trabajado con Woody Allen y Spike Lee, ya prepara unas cuantas incursiones más en Hollywood, habiendo dejado interpretaciones como las de "Dirty pretty things" ("Negocios ocultos") o "Children of men" ("Hijos de los hombres"). También cabría destacar al magnífico Cillian Murphy que, no contento con ser uno de esos intérpretes que prometen enormemente, posee además un ojo clínico para escoger sus papeles, muestra de ello son films como "28 days later" ("28 días después"), "Batman begins" o "Breakfast on Pluto" ("Desayuno en Plutón"), amen de haberse convertido en fetiche de uno de esos realizadores que despuntan como Danny Boyle, el inglés responsable de "Trainspotting", cinta de culto ya para muchos.
Cruzando oceanos, se pueden hallar actores como Ryan Gosling, que ha dado que hablar gracias a su reciente caracterización en "Half Nelson", pero que había dejado ya perlas (interpretativamente hablando, claro) como "The United States of Leland" ("El mundo de Leland") o "The believer" ("El creyente"). No olvidemos tampoco, que sin salir de los EEUU, despuntan una pareja de hermanos como los Gyllenhaal, él, desde su turbador papel en "Donnie Darko" prometía, y cumplió las expectativas dejando otras perlas como "Jarhead" o "Brokeback mountain", ella, ha ido dejando muestras de lo que puede llegar a valer gracias a su soltura interpretativa que ha demostrado en cintas como "Donnie Darko" (donde participó junto a su hermano) o "Secretary", llegando a ser incluso la mejor baza de Oliver Stone en "World Trade Center" (algo que tampoco era muy difícil, pero vaya), pese a no tener tan buen ojo como su hermano en el momento de escoger.
Dejando atrás tierras americanas, podemos toparnos con otros ejemplos de buenas nociones actorales en Australia, lugar de nacimiento de Radha Mitchell, actriz que raramente no se ha visto encasillada y ha mostrado tanto su simpatía en "Melinda y Melinda" ("Melinda and Melinda") como su nervio en "Silent Hill" y que puede llegar a más, o en Canadá, de donde procede Sarah Polley que, además, se ha atrevido con la realización, y que nos ha dejado papeles como los de "Mi vida sin mi" o "La vida secreta de las palabras", de Isabel Coixet ambas, o "The claim" ("El perdón"), de Michael Winterbottom.


El motivo que me ha impulsado a escribir todo esto, sin embargo, fue el visionamiento del film "Half Nelson" donde, sorprendentemente, no sólo sobresale el talento de Ryan Gosling, sino también el de Shareeka Eeps, una actriz que, sin apenas levantar medio palmo del suelo, le da una excelente réplica a Gosling, y logra contrastar una actuación digna de elogio, como servidor hacía tiempo no observaba en una cría de su edad (es del 89, así que pueden hacer cuentas), haciendo que su personaje y el de Dunne se erigan como verdaderos pilares de un natural y comedido ejercicio por parte del debutante Ryan Fleck: Aquí no valen ni el sentimentalismo, ni los excesos, ni ningún tipo de herramienta para que el respetable lagrime más pronto de lo normal.
Porque "Half Nelson", lejos de lo que pueda parecer, es uno de esos films que se funden a fuego lento, que diálogo tras diálogo y secuencia tras secuencia te van marcando, por poder observar algo tan humano y, sin casi quererlo, verte inmerso en el interior de una trama cuyo principal eje es la amistad entre un profesor y una alumna. Sí, sí, ese tema tan mánido, que han tratado films que van desde el "To sir, with love" ("Rebelión en las aulas", gran traducción, sí señor) protagonizado por Poitier, hasta la "Dead poets society" ("El club de los poetas muertos") del australiano Peter Weir, ese que tantos grandes momentos ha dado al cine y que... en efecto, tan exprimido está.
Pues nada de ello es impedimento para que Fleck lo exprima una vez más, y saque sus gotas de jugo más natural, aquí no vale todo, aquí sólo vale aquello que observamos y con lo que nos podemos llegar a identificar, aquello con lo que sonreimos porque nos sentimos cómplices en la jugada o aquello con lo que decaemos porque uno no puede sentir otra cosa.
A algunos les puede parecer que el desarrollo es sumamente largo, pues no, en "Half Nelson" no sobran ni uno de los minutos, ni uno de los segundos, ni una de las comas en el guión tan bien urdido por Fleck y Bodden.
Y es así, como esta cinta, contribuye al panorama actual, y nos otorga uno de los mejores dramas que dió el pasado año y que, esperemos, pueda ser repetido (en cuanto a formato dramático se refiere) bien prontito, en base al nuevo proyecto en el que ya trabajan sus dos artífices.

Shareeka Eeps acompañada de Ryan Gosling en "Half Nelson"

lunes, 3 de septiembre de 2007

El intérprete encasillado

Actualmente, y cada vez más, el encasillamiento actoral es uno de los mayores problemas para según que intérpretes, hecho que va siendo intentado superar por algunos de ellos, pero cuya etiqueta nunca pueden llegar a levantar plenamente. Sólo cabría buscar ciertos casos, para darnos cuenta de lo dificultosa que es la tarea actoral intentando dar un dinamismo y variedad a sus carreras.
Puede que algunos de los más claros, sean precisamente algunos de los más laureados, como por ejemplo el insigne Johnny Depp, actorazo de los pies a la cabeza, nadie lo niega, pero constantemente encadenado a esos papeles que tan bien se le dan de tipo excéntrico, rarito y que termina por resultar entrañable. De ello, podemos hallar numerosos ejemplos, cuya muestra viene dando Depp desde hace ya un tiempo, aunque ya en sus inicios destacase con interpre- taciones de tal rasante ("Edward Scissorhands" -"Eduardo Manostijeras", "Ed Wood" o "Dead man", entre otras), y que ha resaltado tras su trilogía piratil dando vida a Jack Sparrow o en otras caracterizaciones como la de Willy Wonka o, incluso, la de Icabod Crane (protagonista de "Sleepy Hollow") que, entre todos, comparten una misma peculiaridad: Son más raros y extravagantes que un perro verde.
Dejando de lado este caso, podemos hallar otros igual de referenciales como los de Tomy Lee Jones (siempre será recordado por perseguir al doctor Richard Kimble en "The fugitive" -"El fugitivo"-, y por volver a ese papel en determinadas ocasiones -"U.S. Marshals" y "Hunted", entre otras), Denzel Washington (permanentemente en su rol de policía o investigador que ha repetido en "The pelican brief" -"El informe pelicano", "Fallen", "The bone collector" -"El coleccionista de huesos"-, "Training day" -aunque aquí ejercía de corrupto-, "Man on fire" -"El fuego de la venganza" e, incluso, en telefilms de lujo como "Out of time" -"A contrarreloj"-) o Jack Nicholson que, pese a haber abandonado en múltiples ocasiones su rol de lunático/rarito/villano, siempre será recordado por él, se quiera o no, pues tras alcanzar su fama con "One flew over the cuckoo's nest" -"Alguien voló sobre el nido del cuco"-, repitió con personajes que llegan al borde de la excentricidad/locura en "The shinning" -"El resplandor"-, "Batman", "Mars attacks", "As good as it gets" -"Mejor... imposible"- o "A propósito de Schmidt" -"About Schmidt"-, dando muestras de lo bien que se le suelen dar personajes de ese tipo.

Por otro lado, tampoco cabría olvidar a actrices de la talla de Marisa Tomei, siempre enfrascada en comedias de cualquier tipo, quitando alguna que otra ocasión especial, Lisa Kudrow, que repite casi siempre su papel de pija que le dió la fama en "Friends" y que tanto éxito ha hecho llegar a su puerta e, incluso, casos de intérpretes más jóvenes como Audrey Tautou cuya carrera, quizá es pronto para juzgar, está repleta de comedias románticas de todo tipo, exceptuando quizá un par de casos.
Y eso, está claro, olvidando casos como los de Milla Jovovich (habitual en las películas de acción desmesurada), Sandra Bullock (también le va la comedia romántica) o Julia Roberts (otra que vive de las comedias románticas).

Algunas de las más encasilladas del momento (de izq. a der.):
Julia Roberts, Sandra Bullock, Milla Jovovich

Pero bueno, yendo a lo que voy, tampoco habría que obviar uno de los ejemplos que más eco ha tenido en la década de los 90, y que parece ser vuelve a cobrar fuerza actualmente: Ni más ni menos que Anthony Hopkins y el papel que le diera la fama en "The silence of lambs" -"El silencio de los corderos", que ha sido rememorado en un par de ocasiones ("Hannibal" y "Red dragon" -"El dragón rojo"-), y cuyo cauce ha intentado retomar en films, anteriores a la segunda y tercera parte de la saga del doctor Lecter, como "Instinct"- "Instinto"- o "Titus". Ahora, y tras unos años lejos de su rol de psicópata, vuelve con "Fracture", film dirigido por el famoso Gregory Hoblit, que ya había realizado con anterioridad otras cintas anteriores como "Primal fear" -de genial traducción: "Las dos caras de la verdad"-.

El artífice de "Fracture", Gregory Hoblit

En cambio, y si observamos al actor que comparte cartel con Hopkins, nos topamos con Ryan Gosling, con potencial donde los haya y prometedor futuro, que ha abordado papeles mucho más variopintos, llegando a interpretar desde a un muchacho nazi, hasta a un profesor drogadicto, y erigiendose gracias al gran ojo que posee en el momento de escoger y trazar sus papeles.
En cuanto a "Fracture" no es más que otro arquetípico thriller con sorpresa final incluida, desarrollo más bien plomizo debido a un metraje estirado cuyo guión no daba para tanto y que, sencillamente, es salvado por su introducción y desenlace, que quizá son las mejores bazas que traza Hoblit para ofrecer un poco de intriga a la cinta, intriga que, por desgracia, no comparten los minutos venideros a la presentación del suceso y personajes.
Una vez mentados ambos talentos, lo mínimo que se podría pedir son unas actuaciones ajustadas a lo necesario, es decir, Hopkins dando vida a una de esas caracterizaciones que tanto le gustan, y Gosling trazando el papel de un abogado no tan típico como parecería, del que en ciertas ocasiones se aleja el azucar que todo tiende a endulzarlo en Hollywood, y que no resulta tan complaciente ni bonachón como los que ya estamos acostumbrados a ver al otro lado del charco sobrellevando y resolviendo casos.
En definitiva, aunque "Fracture" peque de resultar harto aburrida y condescendiente llegados a cierto punto, el empaque de dos grandes figuras (una que se erige, y otra que ya nos tiene acostumbrados a lo mejor de lo mejor) y un final que, lejos de parecerse a la mayoría que hoy en día nos brindan, sí le da el punto necesario como para que el quinto (quinto, si no contamos "Untraceable" con Lane a la cabeza, aun por estrenar también) largometraje del tejano Hoblit resulte tan decente como prescindible, por no aportar nada nuevo que no hayamos visto. Pudo ser mejor.

domingo, 2 de septiembre de 2007

El humorista norteamericano

Durante la historia de la comedia norteamericana moderna, y sobretodo si realizamos un enfoque a estos últimos tiempos, han ido apareciendo actores que poco a poco, y llegando de productos televisivos tales como series o cualquier tipo de show, han sabido irse abriendo paso entre los demás y afianzarse con un pequeño hueco entre los púgiles más destacados de la comedia Hollywoodiense, logrando incluso algunos de ellos llegar a rodar sus propios films transformándose en realizadores improvisados o, incluso, consiguiendo obtener una tan corta como grata carrera cinematográfica tras las cámaras a base de explotar todas esas virtudes que les han lanzado a la fama como humoristas.

Sin embargo, hay distintos casos que podrían ser analizados por separado siendo algunos de los más destacables, por ejemplo, el del consagrado humorista Bill Cosby, que si bien logró tan buenos resultados tras algunos de sus programas o series como "The Cosby show" ("El show de Bill Cosby") o "A different world" ("Un mundo diferente"), jamás consiguió afianzarse ante las cámaras de la gran pantalla, cuya mayoría de productos eran de ínfima calidad o bien prácticamente ignorados, haciendo que el cómico nacido en Pensylvania no lograse mucho más éxito más allá de su propio producto televisivo.
Por otro lado, podemos hablar también de casos de ya ilustres figuras en esto del humor que, aunque han ido perdiendo a lo largo de los años (recuperado fuste algunos de ellos últimamente), siempre han estado ofreciendo sus mejores bazas, ya fuera en sus comienzos televisivos, o a posteriori en la gran pantalla. Algunos de estos ejemplos serían los de intérpretes como Bill Murray (que incluso, llego a co-dirigir con Howard Franklin "Quick change" -aquí titulada como "Con la policía en los talones"-), Steve Martin (conocido por algunos de sus trabajos con Carl Reiner o Frank Oz) o Leslie Nielsen (famoso debido al inicio de una larga saga, que aún continúa en liza hoy en día, de títulos que intentan seguir el éxito de films como "Airplane!" -enormemente traducida como "Aterriza como puedas"- o "The naked gun" -que, en otro alarde de genialidad, fue titulada "Agárralo como puedas").

Films que lanzarían al estrellato a algunos de los grandes actores cómicos de la década de los 90 (de izq. a der.):
Airplane, The naked gun, Groundhog day

A estos tres humoristas, quizá los más representativos en la década de finales de los 80/inicios de los 90, les seguirían otros mucho más reputados hoy en día como el histriónico y a veces pasado de rosca Jim Carrey, el magnífico Ben Stiller que, incluso, se ha atrevido en tres ocasiones a ponerse tras las cámaras (a saber: "Reality bites", "The cable guy" -"Un loco a domicilio"- y "Zoolander"), Jack Black, que saltó a la fama gracias a su enorme papel en "High fidelity" ("Alta fidelidad") o, todavía más recientemente, Will Ferrell, adorado por muchos gracias a su contenido y maravilloso pulso interpretativo, que le viene como anillo al dedo.
Dejando de lado a todos esos tipos que han sabido saltar del producto televisivo al producto cinematográfico de mayor calado, últimamente hallamos ciertos actores que se han atrevido directamente a mostrar sus dotes en la gran pantalla, resultando verdaderamente acertadas sus participaciones en algunas cintas que, hoy en día, ya han pasado a ser dignas de elogio por más de uno. Como verdaderos ejemplos de ello, merecería la pena destacar a los hermanos Owen y Luke Wilson que, además fueron más allá, y no contentos con debutar en "Bottle rocket" ("Ladrón que roba a un ladrón"), también la guionizaron junto a Wes Anderson, su director, o al magnífico Jason Lee que, aunque después se ha ido haciendo un hueco en la televisión gracias a series como la archiconocida "My name is Earl" ("Me llamo Earl") o a participaciones en otras series de animación como "American dad!" ("Padre made in USA"), siempre ha sido una de las grandes bazas del señor Kevin Smith (conocido por "Clerks" y "Mallrats" entre otras).

Algunas de las nuevas promesas de la comedia actual (de izq. a der.):
Jason Lee, Owen & Luke Wilson, Jon Heder

Aun y así, si hubiese que destacar un caso verdaderamente curioso, ese sería el de Jon Heder (actor que, reconozco, me ha cautivado por completo) que, tras su debut en la freak y extravagante "Napoleon Dynamite", ha pasado a protagonizar rápidamente comedias de mayor altura como "Blades of glory" ("Patinazo a la gloria") al lado de Will Ferrell o "Just like heaven" ("Ojalá fuera cierto") junto a actorazos de la talla de Reese Witherspoon o Mark Ruffalo.
De todos modos, y pese a esos gratos ejemplos, la cinta que me gustaría comentar hoy, no es otra que "School for scoundrels" ("Escuela de pringaos"), cuarto trabajo del realizador Todd Phillips (autor de otras como "Road trip") que, aunque no resulte todo lo interesante que podría haber resultado, si promete un buen rato de entretenimiento y, en ocasiones, incluso algo de ingenio y desparpajo en la resolución de según que situaciones.

En "School for scoundrels" pues, hallamos una serie de tópicos ya acumulados y que habían sido usados antes, pudiendo encontrar las similitudes más simbólicas en films como "Anger management" ("Ejecutivo agresivo"), donde la figura del profesor, o la idea de esa especie de terapia, aunque en esta ocasión sea para 'pringaos', son realmente parecidas, y podemos toparnos también con ciertos y pequeños homenajes a géneros de lo más dispares, desde la intriga más disparatada (el rollito de los sobres, parte de su tramo final, etc...), hasta la acción selvática (aunque en este caso se desarrolle en un bosque) más 'McTiernaniana' con ese momento con Lesher en el bosque que le traerá a más de uno buenos recuerdos.
Probablemente, no se aleje de lo de siempre, de ese sentimentalismo que ya recubre la gran mayoría de comedias románticas actuales, de ciertos giros de guión para otorgar más amenidad, del personaje que complica las cosas al protagonista, de la relación con una muchacha que luego le alejará de él por X motivos y un largo etcétera que no describiré para no extenderme demasiado.
Pero es, simplemente, la pericia de ese trío actoral, liderado por Heder, que cada vez interpreta con mayor soltura y desarrolla sus tics con una gracia mucho más airada, y completado por un Bob Thornton cumplidor como casi siempre, o por un Clarke Duncan que, esté donde esté, resulta entrañable, el factor que hace de este film un tan ameno como humorístico espectáculo para pasar uno de esos ratos que, aunque quizá se olviden pronto, ya logran mucho más que gran parte de la cartelera que nos vemos obligados a sufrir actualmente. No es una bocanada de aire, pero sí insufla algo de simpatía, que es lo suyo.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Vuelve la mejor sitcom inglesa

Si bien la sitcom fue un producto que vió la luz en E.E.U.U., la enorme capacidad de los anglosajones para explotar su peculiar sentido del humor, hizo que esta pasase al otro lado del charco sin complicación alguna y la transformó en un cúmulo de personajes a cada cual más paródico y sin sentido del ridículo alguno, situaciones descacharrantes y totalmente desorbitadas ya típicas del humor inglés, así como un cúmulo de diálogos a cada cual más absurdo y divertido que el anterior.
Y así nació en el Inglaterra, un género en formato de serie televisiva que se ha preservado hasta hoy en día, y que nos ha dejado tan buen sabor de boca con series tipo "The young ones" o "Fawlty Towers" (titulada aquí "Hotel Fawlty" y producto de los magníficos Monty Python, que tras su "Monty Python flying circus" decidieron cambiar de tercio y acertaron plenamente).
Entre esas dos, que quizá fueron las que más exito cosecharon y las que han tenido más acogida en nuestro país, también podemos hallar otros ejemplos como "Yes minister", "Black adder" ("La víbora negra" en España), "Red dwarf" ("Enano rojo"), "George & Mildred" (titulada aquí como "Los Roper") o "Yes, prime minister" (continuación de la primera), que tienen su buen puñado de admiradores y, seguramente, no merecen ser olvidadas (y digo seguramente, porque por desgracia, aun no he tenido el placer de verlas con tiempo y amplitud).


Tras ese periplo que tan buenos frutos dió, y hasta hoy en día, pocos productos de ese estilo podíamos hallar, en cambio, con la llegada del nuevo siglo, llegaron también buenos ejemplos que daban continuación a este pequeño y entrañable género, y de la mano de uno de los tíos más laureados actualmente en su país, Ricky Gervais, aparecían "Extras" y "The office", que ya cuenta con remake americano.
Por otro lado, y de modo más discreto, "The I.T. crowd" fue alzándose y gracias al boca a boca ha logrado tener buena repercusión en la zona más freak de nuestro país y, es así, como este nuevo ejemplo de la sitcom más disparatada, lanzada por Ben Fuller, que en el Reino Unido ya había realizado trabajos para cadenas televisivas como ITV (Television Independent) o BBC (British Broadcasting Corporation), ha calado finalmente como es debido en muchos de nosotros.

Los créditos de la serie ya son una señal de que nada bueno se avecina

Es por ello, que quisiera dedicarle un pequeño espacio a esta nueva sitcom genialmente ideada, donde se nos traslada a las aventuras de dos geeks que trabajan en el departamento informático de una gran empresa liderada por Mr. Denholm (interpretado por un brutal e histriónico Chris Morris), y son puestos a las órdenes de la esmerada pero torpe Jen (a la que da vida Katherine Parkinson, otra crack sin lugar a dudas).
Es así, como tirando de historias totalmente disparatadas y descabelladas, en las que tanto Roy como Moss (sus inmensos protagonistas) usan su despuntante "ingenio" para poner fin a todas las trabas que se van dando capítulo tras capítulo, como se ha logrado dar forma a una gran serie.
Cabría destacar, como no, momentos de auténtico ridículo como el del salvapantallas, el del detector de mentiras casero fabricado por Moss, o la aparición del ente vampiresco/gótico Richmond (un extravagante y enorme Noel Fielding), que no hacen más que levantar la carcajada del respetable minuto tras minuto, sin ofrecer apenas un ápice de descanso al complacido espectador.

Los protas del original: Jen, Moss y Roy

Ahora, y tras algo menos de un año de espera, llega la segunda temporada, que ha empezado de un modo absolutamente bestial con el episodio "The work outing" y que, lo más seguro, volverá a levantar una enorme cantidad de risotadas y diversión entre todos los fans que la serie ha ido apiñando tras de sí, y que podrán disfrutar en breves de más instantes del más absoluto absurdo.
Eso sí, y para variar, los americanos no han tardado en anunciar su remake, que contará con caras bonitas como las de Jessica St. Clair o Joel McHale, algo totalmente infumable si en realidad quieren preservar el aspecto actual de la serie y no desviar la atención hacía otros ejes. Aunque ojalá me tenga que comer estas palabras, ojalá.

Los protas de la que viene. ¿En serio alguien les ve como geeks? Yo no.