viernes, 31 de agosto de 2007

¿El renacer del western?

Llega el fin del verano, y parece que con él llega un género que se desvaneció en la década de los 70, que luego intentaron reavivar a base de magníficos golpes cineastas como Kevin Costner ("Bailando con lobos", "Open range"), Clint Eastwood ("El jinete pálido", "Sin perdón") o Jim Jarmusch ("Dead man"), pero que nunca ha vuelto a renacer con la suficiente fuerza como para hacerse un hueco en el cine actual, pese a esos ejemplos que he dado anteriormente y que, para algunos, son ya auténticos clásicos (yo, personalmente, me quedaría con "Dead man" del genial Jarmusch y "Bailando con lobos", un peliculón en toda regla), sin embargo, parece ser que este año tendremos westerns de sobras.


En primer lugar, los que más eco han tenido entre el público, han sido "3:10 to Yuma" de Mangold (que ya fuera nominado por su "En la cuerda floja" hace unos años), "The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford" de Andrew Dominik (un tío que apunta maneras desde que dirigió "Chopper", el lanzamiento al estrellato de Eric Bana) y, como no, "No country for old men" de los polifacéticos y brillantes hermanos Coen.
En una segunda línea, nos topamos con "Sukiyaki western django" del controvertido Takashi Miike, "La propuesta" del desconocido John Hillcoat (pero con Guy Pearce al frente, lo que siempre propicia que sus incondicionales se acerquen al cine a verle) y, en último pero no menos meritorio lugar, "Seraphim falls" de David Von Acken, realizador que, al parecer, ha participado ya en varios capítulos de famosas series como "CSI: New York" o "The shield" y que, además, cuenta aquí con dos actores del tamaño de Liam Neeson y Pierce Brosnan.


Introduciéndonos pues, en este nuevo ejemplo del western de nuevo cuño, cabría destacar, ante todo, la desmejorada imagen que presenta un impresionante Pierce Brosnan, que no tiene reparos en dejar atrás su otrora faceta de galán para abordar un papel de esos que tanto abundaban en el viejo oeste, un papel serio y contundente, repleto de cicatrices que nos van abriendo paso al mundo del personaje y excelentemente caracterizado.
Al otro lado de la taberna, nos topamos con un Liam Neeson muy en su línea, que quizá no brilla como en anteriores ocasiones, pero que aborda su personaje con esa sobriedad que destila habitualmente y que tanto gusta a sus seguidores.
Si nos inmiscuimos en "Seraphim falls", la sorpresa es grata, puesto que actualmente ver un western donde no hay concesiones, donde todo está retratado con ese aspecto árido, sucio, repleto de aspereza es tremendamente difícil, y Von Acken saca el mayor partido de su pericia para darle la mejor salida a su cinta, haciendo de ella un buen compendio de momentos que, lejos de buscar el efectismo o la truculencia más barata, buscan la crudeza del viejo oeste, y la afronta de un modo tan directo, que más de uno tendrá que apartar la vista en algún pequeño instante.


La historia, por lineal que pueda parecer (Un tipo que persigue a otro junto a unos cazarecompensas), esta desarrollada con un tino genial, y va adquiriendo un cáriz distinto a medida que avanza en sí misma, ofreciendo todas sus posibilidades, y dejando atrás momentos de sentimentalismo que se podrían haber dado y se obvian, o concesiones de cara a la galería que tanto suelen topar hoy en día con los productos que encontramos en cartelera.
Por último, su gran acierto es el de mostrarnos como la providencia (interpretada aquí de un modo peculiar) no se alía con nuestros dos protagonistas, y les obliga a forzar sus bazas para salir con vida de la peculiar aventura en la que se ven envueltos finalmente, y eso se agradece enormemente.